jueves, 27 de agosto de 2009

Ángeles del Infierno

Odio estas medicinas. Me dejan embotado, entumecido, dolorido, en resumen, hecho una puta mierda. Con la mirada turbia consigo discernir un coche patrulla viniendo hacia nosotros. ¡Aleluya! No entiendo qué cojones están diciendo, pero en cuanto vean mi placa me llevarán a casa y me darán un buen filete para cenar, a la mierda el colesterol...
Espera, espera, quieto un momento... Conozco todos los procedimientos de acción, y éstos no vienen para explorar el terreno. La forma en la que maniobran es más propia de... Oh, joder... ¡Es propia de putas redadas anti-droga!
Sin previo aviso, un nuevo coche patrulla golpea al anterior y después un fogonazo, seguido de un estruendo. Acaban de reventarlos con una escopeta... Y el que lleva la escopeta, joder, no puede ser. Éstas pastillas me hacen alucinar más de la cuenta. No puede ser Kenneth.
Oh, Dios bendito, sí, es él. Me hace señas para ir junto a él. Entre todo el bullicio, Dana, la desconocida que me ha salvado, me ayuda a acercarme a ellos.
Dana: Joe, parece que han venido a buscarte ¿son amigos tuyos?
Joe: No, chica, son putos Ángeles Salvadores del Señor, eso es lo que son...
Me mira raro, no es de extrañar, un poli viejo mal afeitado cubierto de sangre y sudor con la cabeza medio ida y el corazón hecho una piltrafa... Con que confie en mí unas horas más, me vale, no voy a exigirle más, la verdad.
Joe: Vamos, el negro ya me ha salvado el culo un par de veces...
Y que conste que digo "negro" como adjetivo descriptivo, seré un viejo anticuado, pero no un racista. La de negros, chinos y latinos que me han ayudado en el cuerpo y fuera de él (Micaela, sin ir más lejos).
A duras penas, subo al coche, acompañado por Dana, y veo a otra chica dentro, quien dice ser Erin, quien conducía el coche patrulla en el que se fue Kenneth cuando lo de Lillith. Joder, no sé qué coño pasa hoy, pero el mundo se vuelve loco y no paro de verme rodeado de auténticos bellezones. Primero Micaela, luego la china, Dana y, ahora, Erin. ¿Qué tiene el Apocalipsis que hace que todas las tías buenas de la puta ciudad se reunan en el mismo jodido sitio?
Mientras tanto, Theo, Micaela y la china trastean con el coche embestido por Kenneth. No sé qué demonios hacen exactamente hasta que veo cómo se abren las puertas de delante y caen a ambos lados sendas masas sanguinolentas envueltas en jirones de tela azul. Parece que ya han encontrado vehículo.
Kenneth: Joe y compañera. ¿Estáis los dos armados? Lo digo por que vamos a jugar a un juego. Diré el código de un coche patrulla y todos disparamos al conductor de dicho coche.
Y después dicen de los video juegos...
Joe: Se llama Dana. Y, por lo que a mí respecta, llevo dos putas pistolas hasta arriba de balas y un cargador en el bolsillo.
Le enseño las dos pitolas y no saco el cargador porque no tengo otra mano.
Joe: Supongo que todos estos polis son falsos, ¿no? Como los de mi piso. Porque si no es así, cuando acabe toda esta locura te meteré una bala entre las cejas, ¿estamos?
Entonces, simplemente, arranca. La adrenalina corre por todo mi cuerpo, parece que es la única forma de despejarme la mollera, se me ha endurecido con los años...

1 comentario:

  1. Aquí también parece que la cosa va un poco a saltos y algo precipitada de más.

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