domingo, 16 de agosto de 2009

Ángel asustado

Una gran bola sube desde mi estómago y... ¡BLERGHS! Acabo de vomitar hasta el último rollito de primarvera que he comido en toda mi vida. Quizá no debería haberme tomado dos patillas...
Con las rodillas temblándome, consigo levantarme a duras penas, y guardo el arma en el bolsillo de mi pantalón. Menudas pintas que debo de llevar...
Hay poco tiempo para registrar el piso, tengo que encontrar a la chica y llevármela cuanto más rápido mejor. Tambaleándome, avanzo por todas las habitaciones, buscando en vano. Es posible que ni tan siquiera estuviese en casa. Pero, de ser así, volvería a saber cuándo y la matarían sin que pudiese hacer nada por evitarlo. No pienso dejar que se repita algo parecido a lo de Holly.
Voy por mi segunda pasada cuando oigo un sonsonete lejano. Avanzo deprisa, intentando encontrar la fuente de la débil música. Para cuando entro en el dormitorio, el sonido a cesado. Parecía la melodía de un móvil. La habitación está vacía, debajo de la cama no puede estar y... ¡El armario! Es posible que esté en el armario ropero que hay a mi derecha. Total, no pierdo nada por echar un vistazo.
Lo abro y encuentro a una chica acuclillada con un móvil entre las manos.
Chica: Maldito seas, Theo...
Es una chica de aspecto latino, morena y con unos curiosos ojos color aguamarina.
Joe: Sé que éste no es el aspecto que esperabas de tu príncipe salvador, pero soy de los buenos. Agente Joe Rockatansky, de la comisaría de Madison.
Chica: Pero... Yo...
Joe: Sí, ya sé lo de Lillith y lo de los terroristas. Algo en todo ese asunto apesta, y quiero llegar hasta el fondo de esta mierda. Y si muero por el camino, quiero saber que hice todo lo posible por llegar hasta el final. Si no me crees, he dejado un bonito fiambre de poli falso ahí afuera. Sea como sea, soy el único en quien puedes confiar.
Chica: Yo... Me llamo Micaela.
Joe: Un nombre precioso. ¿Te importa menear el culo y ayudar a éste viejo a salvar el tuyo?
Me tiende una mano para que la ayude a levantarse. Cuando lo hace, contemplo estupefacto que es una auténtica joya latina de larga y oscura melena, como esas chicas que en mi época sólo podían verse en las películas de Clint Eastwood de vaquero. Sus ojos aguamarina atrapan mi mirada y se entreve un cierto gracejo innato que espero tener tiempo de conocer, ya que la situación ahora mismo no es la más indicada para intercambiar chistes.
Un gato anaranjado sale del armario y se frota contra sus piernas. Micaela no tarda en cogerlo en brazos y enfilarse hacia la puerta.
Joe: Deja al gato.
Micaela: Pero le prometí a Lillith que lo cuidaría.
Joe: No creo que ha Lillith le importe mucho que cuides de su gato. Además, sabrá cómo cuidarse, los gatos son listos.
Micaela: ¿¿¿Le ha pasado algo a Lillith???
Joe: Chica, será mejor que no pienses en esas cosas, el mundo está especialmente loco hoy.
La rodeo por el hombro con un brazo y la obligo a apoyar la cabeza en mi pecho mientras nadamos hacia la puerta.
Joe: Sé que mi sobaco huele bastante mal, pero seguro que lo prefieres a ver la escabechina que hemos montado ahí afuera.
Buena excusa para que no vea el cadáver reventado de su compañera, viejo...
Una vez llegamos a las escaleras, trotamos hasta la calle. Bueno, yo más bien me dejo caer, todavía no estoy totalmente recuperado.
Coger el coche supondría no poder ni sacarlo de su plaza de aparcamiento, y ello supondría un suicidio inmediato. De Kenneth mejor me olvido, a saber dónde estará a estas alturas. Mejor ir a pie, pero... ¿A dónde?
Joe: Micaela, ¿tienes novio?
Micaela: ¿Cómo?
Joe: No pienso ponerme a flirtear contigo, necesito saber si podemos usar su casa como piso franco.
Micaela: Sí, llevo saliendo nueve meses con Theo.
Muy bien. Me alegro mucho por ellos. Si llevan nueve meses cabe la pequeña posibilidad de que no lo hayan rastreado y podamos estar seguros temporalmente en su piso.
Joe: Ojalá duréis mucho más tiempo. ¿Dónde vive?
Micaela: Vive en un piso de la esquina del cruce de la Tercera avenida con la 23.
¿La Tercera con la 23? Eso está a unas pocas manzanas de aquí. Pues allá que vamos. Me abrocho la chaqueta del uniforme tanto como puedo para tapar las manchas de sangre. Camuflarse entre la multitud vale de bastante poco si te haces destacar con esos "pequeños" detalles. A ver qué tal es ese Theo. No es por ser machista, pero las chicas más bonitas siempre se van con los tipos más lelos, y Micaela es verdaderamente bonita.
Maldita sea, viejo, ya estás divagando otra vez...

1 comentario:

  1. Joe: Un nombre precioso. ¿Te importa menear el culo y ayudar a éste viejo a salvar el tuyo?

    xDD

    E visto que te has comido un par de a como: La rodeo por el hombro con un brazo y la obligo a apoyar la cabeza en mi pecho mientras nadamos hacia la puerta.

    Eso o todo trascurre en el fondo del mar :-p

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