miércoles, 2 de septiembre de 2009

Final abrupto

Y tan pronto como empezó, se acaba todo. Kenneth encara el coche contra la salida de una estación de metro, lo cual me hace blasfemar como nunca lo he hecho en toda mi puñetera vida, Theo le sigue destrozando todo el lateral de su coche. Cómo se nota que no tiene que pagarle al seguro.
Joder, ha sido una buena carrera, me duele el pecho a rabiar. Por aquí discuten si irnos o recoger a los rezagados. Me cago en la puta, es una decisión difícil, sobretodo porque, hasta el momento, no tenía ni puta idea de que habían rezagados..
Para garantizar la seguridad de la cinta deberíamos volver, aunque a mí, personalmente, la cinta empieza a importarme un huevo. Me preocupa más la china, es una testigo ocular y ayudante que debo presentar en el juicio contra el Grandullón Desconocido.
Por otro lado, si ya me han volado media oreja con sólo tres coches patrulla, no quiero ni imaginarme lo que me puede pasar ahora que sólo tengo un cargador y estoy cansado contra todas las putas fuerzas automovilísticas de la policía. ¿Cómo puede haberse podrido todo el cuerpo en tan poco tiempo?
Joe: Lo primero es lo primero - me dirijo a todo el mundo - Pasemos lista, que cada cual diga nombre y estado. Yo, Joe Rockatansky, jodido. El agente Kenneth, la sargento Dana y Erin... ¿Tú eres Erin, verdad? - asiente - están en buen estado, mejor que el mío. ¿Y vosotros?
Saco de nuevo el frasco de las pastillas, está a punto de darme otro ataque y quiero que me pille prevenido.
De entre la multitud surge Micaela, con la blusa rota y pegada al cuerpo por el sudor, el cabello enmarañado y una nota de furia en la mirada. Está más guapa que nunca.
Micaela: Micaela Estévez - me mira directamente mientras avanza con paso decidido -, a punto de tener un esguince en el pie de la patada en el culo que te voy a dar.
¡Me cago en Dios! De un manotazo, me arranca el frasco de la mano, y con un aspaviento tira la pastilla que ya había sacado al suelo. ¿Pero qué coño le pasa? ¿Se ha vuelto loca?
Micaela: ¿Estás loco, Joe? ¿Es eso? ¿Te has vuelto completamente majareta? - me regaña como una madre recriminando alguna mala acción a su hijo - ¡Apenas hace una hora que te has tomado una pastilla! ¿O es que se te ha olvidado el "pequeño incidente" de Central Park? ¡Joder, Joe, si te tomas otra ahora vas a reventar!
Realmente no tengo palabras. En mi mente se cruzan imágenes de Lucy y de Holly al mismo tiempo. Hacía tiempo que ninguna mujer me regañaba así, y era porque ninguna de ellas estaba cerca de mí. Me doy cuenta, con una punzada de melancólico dolor, lo mucho que ellas se preocuparon por mí, lo mucho que les hice sufrir por desempeñar la labor de agente de la ley, y me doy cuenta de lo mucho que Micaela se preocupa por mí, ya sea por el código moral de los médicos o porque ésta chiquilla de vitalidad emergente me ha cogido cariño.
La miro a los ojos y, tragándome las lágrimas, no puedo sino abrazarla.
Joe: Tienes... Joder, tienes toda la razón del mundo... Yo... Lo siento, Micaela ¿vale? Lo siento... - la separo de mí, ella también tiene los ojos enrojecidos - Me recuerdas tanto a mi hija Lucy...
Micaela: Ojalá hubiese tenido un padre como tú...
Sus preciosos ojazos azules se clavan en mí, entran bien profundo en mi alma. Que me aspen, pienso proteger a toda costa a ésta chiquilla, no importa si muero. Sé que si me pasa algo encontrará a mi familia y cuidará de ellos. Quizá... Quizá incluso deje a Theo...
¡Joder! ¿¡Pero en qué estás pensando, viejo verde!? ¡¡¡Mierda!!! ¡¡¡Theo!!! ¡Una bala le atravesó!
Joe: ¡Theo! - zarandeo sin querer a Micaela - Micky, Micaela, ¿cómo está Theo? ¿Se ha hecho daño en el coche? ¿Está bien?
Ese bastardo a recibido una bala por mí, y eso es algo que cualquier buen poli sabe reconocer como hazaña de héroe y agradece de todo corazón. Además, hay un cierto sentimiento de deuda con él, prácticamente le arrastré a mi lado en mi afán por querer hacer las cosas bien pero a solas. Le debo, como mínimo, mi preocupación.
Micaela: Theo está bien. Es un hombre fuerte. Además, no pienso dejar que se me muera ahora, tiene que protegerme, a fin de cuentas, soy la médico de ésta zona, ¿quién os remendaría si no estuviese yo?
Mujer, pues Dana, siendo Sargento, algo debe de saber... Pero no pienso quitarte ni el mérito ni el reconocimiento, si eso te hace sentir mejor, Micky, lo dejaré estar. Te lo mereces.
Aunque halla sido en mi cabeza, ésa a sido la segunda vez que he llamado a Micaela por el mote cursi y hortera que su novio le puso. ¿Qué cojones me está pasando? No puedo creer que me esté amariconando en medio de ésta situación... Ah, Joe... ¿Qué diría Holly si te oyese decir esas palabrotas? Seguramente algo como "los homosexuales son gente normal y corriente, retrógrado gruñón", y tendría toda la razón del mundo. Pero no dejo de ser un viejo, Holly, y como viejo, todavía hay cosas que me cuesta aceptar. Además, ya no te tengo a mi lado para que me ayudes a adaptarme a los nuevos y locos tiempos...

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