domingo, 20 de septiembre de 2009

Confesiones femeninas

Nos tomamos un minuto de descanso. Sólo uno. Nuestros cuerpos destrozados necesitan varias horas más, pero sabemos que sólo podemos alargar ese minuto unos pocos segundos. En mi corazón hay un poso amargo, cimentado por la sombra de Joe alejándose y Theo apoyado a mi lado respirando cada vez más pesadamente.
Es como si todo el mundo que me importa a mi alrededor su esté alejando deliberadamente de mí.
Apartándose un mechón sudoroso de la frente, la mujer que acompañaba a Joe en el coche se acerca a mí y se apoya en la pared a mi lado, con un pie en la pared y los brazos cruzados. No dice nada, apenas me dedica una mirada fugaz, y finalmente suspira.
Dana: Ese Joe parece un buen hombre.
Micaela: De los mejores.
Dana: Me llamo Dana. Te he visto cuidando de los heridos, pareces buena en ello.
Micaela: En fin, mi vida dependía de ello - lejos quedan ahora los tiempos entre asépticas paredes blancas - Soy cirujana. Me llamo Micaela. Y él es Theo - cruzamos una sonrisa nerviosa aunque cómplice, de esas que sólo entendemos las mujeres - ¿Te han dicho alguna vez que te pareces a Linda Hamilton?
Dana: No me he cruzado en mi vida con mucha gente a la que le guste el cine, aunque Linda Hamilton... - hace un intento de mueca cómica de desagrado, aunque el cansancio quiebra sus gestos - Es un poco marimacho, ¿no?
Micaela: Mujer, al menos es más femenina que Seagourney Weaver. Además, me refería a Linda Hamilton de joven.
Dana: En fin, mientras no venga nadie preguntando por Sarah Connor me parece bien.
Reímos a gusto. Por primera vez desde que me escondí en ese oscuro y frío armario. Parece mentira que en apenas dos frases Dana se haya convertido en mi mejor amiga, pero en estos momentos, en los que podemos morir en cualquier momento, quizá lo mejor sea acelerar las relaciones humanas, experimentar la vida lo más rápido posible para no dejar escapar una única sensación, buena o mala, antes de exhalar el último aliento.
Theo: Dana... - masculla con voz gutural - Perdona la indiscreción, pero... ¿Quién cojones es la china?
Dana: Lo primero, hombrecillo desconsiderado, es japonesa, no china, y recuérdalo porque no se llevan muy bien. Como vosotros los yankees con los canadienses.
Theo: ¡Eh, que yo con Joe no tengo ningún problema!
Micaela: Descansa un poco, cielo - le digo mientras acuno su cabeza sobre mi hombro, mesándole los cabellos sucios - Si te enervas demasiado puedes recaer.
Dana: El caso es que Kiram - mira inquisitivamente a Theo -, que vendría a ser "la china", es una buena amiga mía. Nos conocimos en la base militar de... - hace una pausa, mirando hacia el vacío, más allá de donde estamos cualesquiera de nosotros, hasta que niega con la cabeza - Es igual. El caso es que vino un hombre cojo, siempre acompañado de su bastón, y nos dijo de buscar la maldita cinta en Central Park. Digamos que nos dio las pruebas necesarias para creerle.
Theo abre los ojos como platos y boquea unos segundos, tratando de recuperar el aire que ha escapado de sus pulmones a causa de la sorpresa.
Theo: ¡A mí también me ocurrió lo mismo!
Se dobla sobre sí mismo y se agarra el pecho. Su respiración suena borboteante, parece que algo de líquido se le ha colado en los pulmones. ¡Maldita sea! ¡No puedo perderte, Theo! ¡Ahora no!
Le obligo a ponerse recto y respirar hondo, tengo que ayudarle a controlar el ritmo de sus inspiraciones. Por el sonido, parece que apenas se ha colado líquido en sus pulmones, seguramente se drenará solo si puede estarse un rato respirando con tranquilidad.
Micaela: No te conviene hacer esfuerzos - lo ojos se me empañan ante la posibilidad de que Theo desaparezca entre las sombras como Joe - Tienes que seguir vivo, ¿vale? Tienes que seguir a mi lado...
Theo no dice nada. Solo me mira. No necesito que me diga nada, en sus ojos enrojecidos está todo lo que necesito saber. Este capullo gruñón haría lo que fuese por mí, más de lo que nadie haya hecho jamás por alguien como yo.
Dana: Y respecto a Joe... ¿Hace mucho tiempo que le conocéis?
Micaela: ¿No te queda un poco mayor, Dana?
Se sonroja, no sabe qué decir, tartamudea e intenta decir tacos un par de veces, pero todo queda en su garganta. Con un bufido, se aleja de nosotros.
La otra chica que iba con Joe en el coche llama nuestra atención dando un par de palmadas. Es joven, pero tiene la determinación de un tigre. También tiene un aspecto latino, como yo, pero seguramente ella se ha criado en un ghetto, ha conocido el peligro de las calles desde muy joven, y sabe cómo hacerle frente a la vida, especialmente si la vida empuña una pistola.
Erin: Vale, gente, escuchadme. Me llamo Erin. Mi padre es el jefe de policía del estado. Y tengo algunas cosas que contaros...

6 comentarios:

  1. Jajajajaja, 'la china', diox, esque se me da muy mal diferenciar unos de otros :)

    Que escena mas 'tierna' te ha quedado, cachopan xD

    ResponderEliminar
  2. Aquí hay lugar para todo, que no se diga que mi obra no puede llegar a todo tipo de público xD

    ResponderEliminar
  3. Aquí hay lugar para todo, que no se diga que mi obra no puede llegar a todo tipo de público xD

    ResponderEliminar
  4. Aquí hay cabida para todo, que no se diga que mi obra no puede llegar a cualquier tipo de público xDDDD

    ResponderEliminar